Monday, May 28, 2012

Y así...


Y aquí es cuando te percatas de que pensar, quizás demasiado, sea el peor de tus males.
Sí, concibes tormentas ácidas en un día con sabor a verano, cultivando duda pero escondiendo incertidumbre, siempre escondiéndola, mientras adornas con sonrisas las ansias de calma en un momento de adversidad.

Sin ventilar, drenar, airear, soltar. No sin palabras entrujadas, a expresar lo que con voz no puedes, a generar prosas con dolores ajenos, a suturar heridas con fragmentos de pobres recuerdos, y así.

No puedes evitarlo. Vuelves sin más a parrafeos complejos, que ni tú ni nadie entiende, enigmáticos para aquel que mira con la más simple de las visiones, aquel que no mira con el corazón, ni con el alma, ni con el sentir; sino con ese entendimiento superfluo que limita, ciego ante palabras que esconden miedo, deseo… ciego, ante ese puente de letras que te lleva lejos, y así.

Y vuelves a pensar, quizás demasiado. Tus pensamientos apresan tu ser, tu razón, hasta encenderse, maquinizar, sin priorizar, perdiendo el brillo de su dulce facultad. Cambiaste el más virgen de los sentimientos por un laberinto atrevido, dividido, sin salida, sin respuestas… y te encuentras atrapada en él, ahogada en una prosa que perece entre las sombras de tu consciencia. Sin pensar, quizás puedas existir, y así.


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